Retomamos esta sección aprovechando que estoy estos días en IFEMA. Y es que el recinto ferial es un circo de oportunidades para que uno observe a todos esos especímenes de diverso comportamiento y los comente de forma que ofenderá a más de uno. Como es debido, vamos.
He venido un tipo con melenita a lo aznar que pase. Pero el traje brillante y el cinturón de Hermés con la hebilla gigantesca no. Es una suerte de antítesis. "Voy a ponerme un cinturón de alguna marca maravillosa para que no parezca que llevo un traje de hace dos temporadas de C&A", habrá pensado.
Y ha hablado de mujeres desnudas. No hablas de "tías en pelotas" (y lo pongo entrecomillado para desligarme de semejante comentario) con alguien que acabas de conocer y al que encima le has dado la mano floja. Porque dar la mano floja es la peor tarjeta de presentación que existe. Si uno no da la la impresión de ser melifluo hasta el ridículo, parecerá tontito. Y el diminutivo es determinante para definir al ser en cuestión en este caso.
Añado que lo primero que ha hecho ha sido hablarnos de todo lo que importa y los inmensos contenedores que ha movido. Todo utilizando el apelativo de "tio". Si esta es la forma de hacer negocios de hoy en día yo me hago anacoreta.