jueves, 17 de enero de 2013

Anécdotas de Gañán III


Retomamos esta sección aprovechando que estoy estos días en IFEMA. Y es que el recinto ferial es un circo de oportunidades para que uno observe a todos esos especímenes de diverso comportamiento y los comente de forma que ofenderá a más de uno. Como es debido, vamos. 

He venido un tipo con melenita a lo aznar que pase. Pero el traje brillante y el cinturón de Hermés con la hebilla gigantesca no. Es una suerte de antítesis. "Voy a ponerme un cinturón de alguna marca maravillosa para que no parezca que llevo un traje de hace dos temporadas de C&A", habrá pensado.  

Y ha hablado de mujeres desnudas. No hablas de "tías en pelotas" (y lo pongo entrecomillado para desligarme de semejante comentario) con alguien que acabas de conocer y al que encima le has dado la mano floja. Porque dar la mano floja es la peor tarjeta de presentación que existe. Si uno no da la la impresión de ser melifluo hasta el ridículo, parecerá tontito. Y el diminutivo es determinante para definir al ser en cuestión en este caso.

Añado que lo primero que ha hecho ha sido hablarnos de todo lo que importa y los inmensos contenedores que ha movido. Todo utilizando el apelativo de "tio". Si esta es la forma de hacer negocios de hoy en día yo me hago anacoreta. 


miércoles, 16 de enero de 2013

Zapatos Asthon & Allen


Me he comprado dos pares de zapatos esta mañana de una marca de la que no se puede encontrar prácticamente nada. Y dicen lo que está en internet no existe, y el caso es que estos zapatos merecen existir. 

Lo único que he encontrado sobre estos zapatos es que son españoles. No, si el nombre de la marca es para engañar. Fuera de la red, el tipo de la zapatería me dijo que estaban hechos de Boxcalf del norte de Francia. Lo que por un lado es para aplaudir a un vendedor que no se dedica a la alta zapatería y sabe decir algo más alla de "vaca", "ante" y "plasticorro", y por el otro implica que empezamos bien, porque cuando el Boxcalf es del norte de Francia es que quién sea que esté detrás de ese desconocido zapato sabe lo que hace. 

Continuamos con el cosido. Goodyear. Qué más puede uno querer. A pesar de la fama de los zapatos Goodyear de ser duros como piedras he de decir que me ha sorprendido su comidad. Rígidos, pero no tan duros como para que haga falta "domarlos" demasiado. 

La puntada de la suela es bastante corta

La puntada que podemos observar en la suela es bastante corta, lo que significa que alguien se ha molestado en poner esa suela a conciencia. Nótese que anuncian a bombo y platillo bajo el logo el cosido Goodyear. 

Pero lo que más me ha llamado la atención ha sido el precio. Voy a permitirme hablar de dinero aquí, cosa a todos nos han enseñado como anti elegante. Pero no decir el precio de este zapato sería como no ponerlo. 80. Ocho cero. No se si los fabrican niños en Asia, alguna otra suerte de esclavo o si el interior es de cartón, quizá envejezcan de una forma absolutamente infame, si ocurre ya lo pondré por aquí. Pero desde luego a primera vista parece el non plus ultra de la relación calidad precio. 

Y esto es lo poco que se y he podido aportar acerca de estos zapatos. Desde luego no es mucho. No se quién los fabrica, de dónde han salido las suelas, ni la ganadería de la que proviene la piel, pero me pareció que merecía la pena darles una oportunidad. A destacar que solo los he encontrado en Estellés. Si alguien sabe algo más, que por favor informe de ello. Y por último (como no) adjuntar alguna foto del zapato, hecha con una luz horrorosa, todo sea dicho. Lo cierto es que la foto no hace justicia a la piel. Ya haré alguna foto decente del otro par. 

Juro que algún día limpiaré ese cristal