jueves, 9 de agosto de 2012

Introducción, para guardar las formas.

Damas y caballeros,


Qué otra forma de comenzar algo así que una introducción. Hay que guardar las formas, en la actualidad de amorfa fealdad que vivimos, cualquiera que aspire a ser un caballero (o en su defecto ser tenido en cuenta como tal por el feo mundo que hay a su alrededor), ha de tener en cuenta eso. Que entonces uno cae en lo mundano, y lo mundano es mediocre, zafia fealdad de la que sobresalir con la elegancia por bandera. 



Así pues, saludo a mis lectores. O lector. Quizá el plural sea optimista, desde luego lo es a estas alturas. Pero qué clase de anfitrión sería si no me presentase. Ya que, como rincón personal mío, está el lector adentrándose en mi casa en cierto modo, y digo en mi casa porque en mi puede sonar sucio. 



Más allá de lo que de mi pueda decir mi perfil, el lector merece una presentación más personal, así pues, me gustan los trajes, me pierden las faldas, y adoro los coches clásicos. Por ese orden, pero todo por detrás de mi persona. Opino que en el mundo de hoy el mal gusto es la norma, por lo que ser irreverente ante el mundo, por ende, ha de ser muestra de sofisticación. 



Tengo previstas muchas cosas, pero tampoco diré mucho por prudencia, ya que no se en que quedará esto. Igual que fuí prudente al calificarme de intento de caballero. Pero del camino que me queda por recorrer se hablará otro día, demasiado para un entrante.



Saludos,
Un caballero en proceso.







3 comentarios:

  1. Me lo apunto. Parece de lo más interesante
    Enhorabuena y mucho ánimo
    EA

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  2. Creo que me va a gustar mucho este blog, empieza bien.
    He de decir que me he sentido identificado con esta parte: "Opino que en el mundo de hoy el mal gusto es la norma, por lo que ser irreverente ante el mundo, por ende, ha de ser muestra de sofisticación."
    Más de una vez me han preguntado que por qué vestía así y me han dicho que vestía como la sociedad me dictaba. Al contestarles que ellos son los que visten igual a los demás, todos pensando que van en contra de lo establecido, que miren a su alrededor a cuántos como ellos ven, y a cuántos como yo, que el rebelde, el diferente, soy yo, que intento buscar la elegancia en una sociedad en la que ahora prima la dejadez y está de moda el desaliño, más de uno (y más de dos también) han acabado por darme la razón. Aunque sí, siguen llevando chanclas, bañador, y camiseta de asas.

    Un saludo

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    1. Cada vez estoy más convencido de que el gusto personal de uno es el del que tiene al lado. Basta con pasarse por cualquier sucursal bancaria, agencia de viajes, o lugar dónde se haya de llevar traje para ver como esos señores que tienen espacios vacíos donde la gente tiene la cara están cortados por el mismo patrón.

      Saludos

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